jueves, 19 de diciembre de 2013

La ESPERANZA es lo último que se pierde

Seguramente esta es la entrada más difícil que he escrito, y el texto que mas me ha ha costado, porque no me salían las palabras ni porque tampoco soy capaz de pensarlas. Tanto que empece a escribirlo hace 2 días.


18 de diciembre, sería un día feliz en mi vida, otro más, cumpliría 92 años mi abuela Esperanza. Sin embargo su reloj biológico le dijo basta el lunes .

Con 91 años, dijo basta el cuerpo de mi abuela, el día antes del que también falleciera su marido, mi abuelo al que yo nunca llegue a conocer ( mi padre tampoco conoció a su suegro).

Es difícil hablar sobre un tema tan sensible y lleno de emociones como el que es la muerte. Generalmente ya escribir sobre ella puede ser de mal gusto, pero no quiero hacerlo mal.

Para empezar si escribo esto, es porque me resulta imposible hablar de ello, porque no me saldría de la garganta, pero no por ello no voy a compartir mis pensamientos.

Mi abuela vivió unos últimos años muy duros, le empezó a afectar una enfermedad como el Alzheimer, lo que la volvió más nerviosa, con facilidad de perder la compostura y de insultar a sus seres queridos.

Esta persona no era mi abuela, era la enfermedad.

Mi abuela siempre destaco a lo largo de su vida por su educación, su puntualidad (siempre nos dejaba en la puerta del colegio a mi hermano y a mi media hora antes de que abrieran las puertas), de tener gran empatia y pensar siempre en los demás primero y luego en ella , de hacer lo que hiciera falta por sus hijos y por sus nietos. Además de tener una de las risas más contagiosas y más gustosas de escuchar.

Pero esta enfermedad le hizo olvidar quien era, generalmente se dice que el enfermo es quien sufre la enfermedad, en este caso sería mi abuela con el Alzheimer, pero para mi estos años, la persona que ha sufrido la enfermedad ha sido mi madre, pues ella ha sido la que más contacto ha tenido con ella, cuando ya no era su madre. Esa extraña batalla, en la que el "rival" hace todo el daño posible con el cuerpo de la persona más querida, una batalla muy difícil y en la que mi madre nunca se rindió y "lucho" para que venciera su madre.

Hablar de este tema seguramente sera muy extraño, para los que no hayáis tenido un contacto con personas con esta enfermedad, vivir cada día sin poder recordar lo que ha pasado el minuto anterior, uniendo que cada vez se van eliminando los recuerdos de una vida, los buenos y los malos, al final dejando solo odio a causa de la pérdida de nervios.


Ya había sufrido varios problemas con el páncreas, y este parecía otro más, pero no, fue la última vez.

No quiero tener el recuerdo de mi abuela de los últimos años, siempre me quedare con sus momentos geniales de humor : uhhhh ¿cuanta gente hay en el fútbol, donde los meterán?, ¿como cuidan el césped, le pondrán algo especial? o uno de sus últimos hits: ¿Quién es el mariconazo ese? (Había salido el ministro Montoro). Y muchas más frases que me las guardo.

Aunque esperas y piensas que la abuelita esta mal y que algún día ya no estará, es muy difícil cuando ese día llega. Gracias a todos los familiares y amigos por sus muestras de condolencias.


"Nunca digo adiós a nadie. Nunca dejo que las personas más cercanas a mí se vayan. Me las llevo conmigo a donde vaya"

Espero que allí donde estés abuela, estés descansando y contagies tu risa.


2 comentarios:

  1. Se necesita mucho coraje para escribir como lo has hecho. Lo has sacado del corazón y se nota. Me ha hecho reflexionar sobre las cosas que importan de verdad. Mucho ánimo Pablo!! y que vivan las madres!!

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